Busco información, ¿en quién puedo confiar? II. Familiares y amigos

Busco información, ¿en quién puedo confiar? II. Familiares y amigos

Aperitivo

  • Estamos analizando uno de los elementos clave en nuestro camino para convertirnos en inversores exitosos y sin problemas de insomnio: quiénes van a ser nuestros compañeros de viaje. En otras palabras, en quién vamos a confiar para recibir el asesoramiento que necesitamos.

 No nos engañemos: por muchos foros en los que nos registremos o muchos periódicos económicos que leamos, elegir un producto de inversión entre la enorme cantidad de alternativas posibles requiere una considerable dosis de sabiduría inversora… y mucho, mucho, pero que muchísimo tiempo.

 Es completamente lógico que tratemos de acelerar el proceso fiándonos de las personas que nos pueden orientar, bien porque se dedican a ello profesionalmente o porque ya han recorrido ese camino. Pero ¡cuidado! No se trata de aceptar a ciegas cualquier cosa que nos cuenten. No se sabe lo bueno que es un compañero de viaje… hasta que te pones en camino. Todos hemos experimentado alguna vez el horror de ir de vacaciones con alguien que parecía encantador y que resultó ser un pésimo compañero de ruta. Aquí es aún más grave, porque nos estamos jugando los ahorros. Así que la pregunta “¿En quién puedo confiar?” es tal vez la más importante que vamos a hacernos a lo largo de todo el proceso de inversión.

 En el artículo anterior repasamos dos de las cuatro grandes fuentes de información: las páginas web de los reguladores y las publicaciones especializadas (impresas o digitales). En esta ocasión vamos a repasar una muy habitual: nuestros queridos familiares y amigos.

finanzas personales

Mensaje principal: salvo que tu familiar o amigo sea un asesor financiero profesional… no le hagas ningún caso. Al menos, sin haber contrastado antes sus recomendaciones con otras fuentes.

“Pero ¿cómo puede ser eso?”, te estarás preguntando. Por supuesto, damos por sentado que esas personas tan cercanas sólo pueden querer lo mejor para ti. Si te recomiendan algo es porque saben de buena tinta que es una oportunidad única: rentable y segurísima. Ay, ay, ay.

Hay dos grandes motivos por los que tus familiares y amigos, sin duda seres amorosos y llenos de las mejores intenciones, no pueden convertirse en tu ÚNICA fuente para elegir un producto de inversión:

  1. Como vimos al hablar sobre el perfil de inversión, las circunstancias personales y familiares varían mucho de un individuo a otro. Lo mismo ocurre con la tolerancia al riesgo. Igual que no existe ninguna píldora que lo cure todo, no existe tal cosa como un producto que valga para cualquiera. Lo que puede ser una buena inversión para tu amigo del alma, tal vez sea una bomba de relojería para ti.
  2.  Cuando la recomendación de tu familiar o amigo se refiere a algún producto poco habitual, o te invita a confiar en una entidad que asegura haber encontrado las minas del rey Salomón… es muy posible que se trate de un fraude. En el artículo anterior hablamos largo y tendido de cómo los estafadores conocen la importancia de la confianza, por lo que durante algún tiempo proporcionan a los nuevos inversores unas ganancias muy satisfactorias: saben que se convertirán en sus más eficaces embajadores. Por desgracia, el mundo está lleno de personas que perdieron sus ahorros por las entusiastas recomendaciones de personas queridas que, a su vez, habían sido víctimas de una estafa.

  El próximo artículo se centrará en la que probablemente sea la fuente de información más habitual, controvertida y digna de análisis: ¡los bancos y demás intermediarios financieros!

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